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Cómo combatir el estrés y la ansiedad

Cómo combatir el estrés y la ansiedad

 

¿Te enfermas frecuentemente, experimentas cansancio todo el tiempo y padeces trastornos digestivos?

Es muy probable que estés siendo víctima de uno de los mayores problemas de salud de nuestros tiempos:el estrés.

El estrés se ha convertido en un compañero inseparable de la mujer y el hombre moderno.

En condiciones normales, el estrés desempeña un papel muy importante para la preservación de tu vida. Sin embargo, cuando se vuelve crónico puede ser tu peor enemigo.

¿Cómo es que algo tan natural se haya vuelto en tu contra?

¿De qué manera puedes mantenerte a salvo del estrés crónico?

Son dos preguntas que frecuentemente se hacen las personas  y por ello, intentaremos responderlas en este artículo.

 

La fisiología del estrés (o el poder de los enemigos invisibles)

Imagina que vas caminando por el bosque.

Después de algunas horas de caminar sin descanso, decides parar un poco y sentarte sobre una roca para beber un poco de agua.

Mientras experimentas esa sensación refrescante en tu garganta, observas a lo lejos algo parecido a una sombra que se mueve.

Cierras la botella y te pones de pie, expectante.

Tus oídos se agudizan y comienzan a percibir sonidos que antes pasaban desapercibidos.

Tus pupilas se dilatan y eres capaz de detectar cualquier movimiento.

Inmóvil, observas que una forma oscura se mueve en dirección hacia ti.

No alcanzas a distinguir la forma, pero todo parece indicar que es un oso. Y uno grande.

Tu ritmo cardíaco aumenta. Tu respiración se acelera.

Cada uno de tus músculos se tensan y se ponen en estado de alerta.

 

Desde la inmovilidad, tu mente trabaja a marchas forzadas tratando de encontrar opciones para salir de esa situación de peligro.

Recuerdas que tu auto está estacionado cerca de ahí y decides correr hacia él. 

Corres a toda velocidad. Corres tan rápido que logras llegar a tu auto y encenderlo antes de que el oso te alcance. 

Una vez dentro de tu auto tu respiración vuelve a la normalidad, tu ritmo cardíaco se estabiliza y tus músculos se relajan. El peligro ha pasado.

En la situación que acabamos de imaginar, el estrés te salvó la vida. 

El problema es cuando el estrés se vuelve crónico y no está relacionado con un peligro real, sino con un estado mental que tú mismo has creado.

Actualmente estamos viviendo una situación muy retadora a causa de la pandemia ocasionada por el virus COVID-19.

Las noticias que día con día recibimos en torno a este tema nos preocupan y generan estados mentales negativos.

Debido a ello, comenzamos a preocuparnos excesivamente por escenarios catastróficos creados por nuestra imaginación ¿y si me enfermo? ¿y si pierdo mi trabajo? ¿y si se enferma algún familiar? ¿y si mi negocio quiebra?

Si bien estos escenarios pudieran ser posibles, no son reales. Al menos no ahora.

A pesar de ello, nuestro cuerpo reacciona ante el peligro de estas situaciones hipotéticas como lo haría ante el oso en el bosque.

Te explico qué pasa cuando tu cuerpo se estresa:

Una vez que tu cerebro identifica la situación de peligro, envía la señal a las glándulas suprarrenales para que generen cortisol. 

Al mismo tiempo, el hipotálamo genera dopamina. El cortisol y la dopamina producen adrenalina, que ocasiona el aumento de la frecuencia cardiaca, acelera la respiración, dilata las pupilas, evita la micción, detiene la digestión y aumenta el metabolismo del hígado.

Se genera una cantidad enorme de energía que se recupera una vez que el peligro pasa. 

¿Pero qué sucede cuando el peligro es imaginario? ¿Qué sucede cuando el peligro es constante?

Lo que pasa es que se agota la dopamina y se produce una acumulación de cortisol, que impide la regeneración celular, produce inmunodeficiencias, aumenta la irritabilidad, dolores de cabeza y problemas digestivos.

El doctor Hans Selye, conocido como “el padre de estrés”, identificó las tres marcas que el estrés deja en nuestro cuerpo:

Degradación del timo. El timo es una glándula que controla el sistema inmunológico, por lo tanto su degradación ocasiona que disminuyan tus defensas y tu cuerpo quede desprotegido.

Crecimiento de las glándulas adrenales: Cuando estas glándulas crecen, el cortisol disminuye y se experimenta cansancio.

Sangrado en el estómago: Aparición de úlceras.

¿Te suenan familiares estos padecimientos?

 

Consejos para disminuir tus niveles de estrés y ansiedad.

Mantenerse relajado en un entorno como el que vivimos es todo un reto.

Afortunadamente, contamos con muchos medios a nuestra disposición que te pueden ayudar a lograrlo.

A continuación te comparto algunos tips que sin duda te serán de mucha utilidad.

 

  1. La magia de la RESPIRACIÓN CONSCIENTE:

Todos respiramos, la diferencia está en cómo lo hacemos. 

Respirar profunda y conscientemente tiene un efecto relajante y tranquilizador. En la vida, todo tiene solución y respirar es el primer paso para darse cuenta de ello.

Cada que puedas, practica el siguiente ejercicio:

  • Colócate en una posición cómoda. Cierra los ojos y concentra la atención en tu cuerpo y en la respiración.

  • Inhala profundamente por la nariz y deja que el abdomen se llene de aire y se expanda ligeramente. Exhala a la vez que te relajas y despides todo el aire por la nariz.

  • Lleva una mano al abdomen, justo debajo del ombligo, y la otra mano a la parte superior del pecho. Inhala profundamente por la nariz y exhala por la nariz. Siente la frescura del aire cuando ingresa y su calor cuando sale.

  • A medida que inhalas y exhalas por la nariz, enfócate en cambiar tu respiración de lugar para que puedas sentir cómo sube y baja el abdomen, más que el pecho. En otras palabras, debes lograr que la mano que descansa sobre el abdomen se mueva más que la mano que está en el pecho. Inhala profundamente por la nariz y envía el aire hacia la parte posterior de la garganta y en dirección descendente hacia la panza. Permite que el abdomen se desinfle lentamente a medida que exhalas por la nariz.

  • Respira tres veces más, lenta y profundamente, y concéntrate de forma consciente en cómo sube y baja el abdomen. Continúa respirando profundamente en ciclos completos, y confía en que el cuerpo se relajará a medida que la respiración se vuelva más lenta.

 

  1. Sí, una vez más: MAGNESIO.

En repetidas ocasiones hemos hablado de las bondades de este mineral y de su importancia para el correcto funcionamiento del cuerpo humano.

El magnesio es el cuarto mineral más abundante en tu cuerpo y desempeña un papel importante en la salud de casi todas tus células. 

Además, el magnesio ayuda a regular la función neurológica y el estado de ánimo.

Las cantidades suficientes de magnesio pueden reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, presión arterial alta y migrañas, así como ayudarte a dormir mejor y sentir relajación física y mental.

Desafortunadamente, cuando tu cuerpo tiene estrés usa más magnesio, por lo que una deficiencia puede crear un círculo vicioso.

La respuesta a esta situación debe ser aumentar el consumo de magnesio, ya sea de forma natural, a través de verduras, granos y otros alimentos ricos en este mineral o por medio de suplementos.

El agua con magnesio de Phiten es una excelente fuente de este mineral. Cada botella de 500 ml te proporciona el 25 % de los requerimientos diarios.

 

  1. La tecnología de PHITEN.

La tecnología desarrollada por los investigadores de Phiten en Japón tiene una función principal: convertir el estrés de tu cuerpo en relajación.

Esto se logra por medio del uso de los metales impregnados en cada uno de los productos.

Usar o consumir productos con la tecnología de Phiten regularmente  puede ayudar a reducir los niveles de estrés en tu cuerpo al regular el flujo eléctrico de tu sistema nervioso.

Uno de los productos más utilizados por nuestros clientes para este propósito son los accesorios como los collares y las pulseras con titanio.

Lo mejor de todo esto es que basta con usarlos diariamente para beneficiarte de esta tecnología.

 

  1. La alquimia de la GRATITUD.

El último consejo que me gustaría darte en este artículo es que practiques la gratitud.

Dar las gracias por todo lo bueno que tienes es la mejor manera de cambiar el enfoque y transformar tu mente.

En lugar de cederle tu energía a las preocupaciones y a los escenarios catastróficos, enfócate en valorar lo que ya tienes.

Este hábito no sólo te ayudará a disminuir el estrés y la ansiedad, sino que también te motivará a seguir llenando tu vida y la vida de tus seres queridos con cosas buenas y valiosas.

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